Las aguas residuales son todas aquellas aguas y líquidos que ya han sido utilizadas y que se encuentran contaminados por el ejercicio diario en nuestras casas, comercios, plantas industriales, procesos agrícolas, entre otros. Por lo general estas aguas traen consigo residuos sólidos, contaminantes, detergentes y/o grasas.
Existen tres tipos principales de aguas residuales:
- Domésticas. También conocidas como urbanas, están integradas por las aguas negras provenientes de los inodoros que contienen materia fecal y orina, y por las aguas grises, aguas que provienen de nuestras lavadoras, regaderas, lavamanos, etc.
- Industriales. Son aguas negras que se generan después de un proceso industrial.
- Aguas lluvias. En algunas ocasiones se puede llegar a combinar el agua lluvia con las aguas residuales domésticas o las industriales.
El adecuado tratamiento de las aguas residuales es de vital importancia para conservar la salud pública y para preservar nuestro entorno. Existen plantas de tratamiento de aguas residuales y estaciones depuradoras.
El tratamiento y proceso para depurar las aguas residuales depende del tipo de agua a tratar y de su grado de contaminación. Entre los principales procesos se encuentran la sedimentación, la filtración y los tratamientos biológicos. El agua residual tratada permite regresar a la naturaleza agua depurada y libre de contaminantes.
Con el tratamiento de las aguas residuales evitamos que las aguas sin depurar lleguen a los ríos y mares, cuidamos la flora y fauna marina, y ayudamos a la conservación del medio ambiente.