Están descubriendo el mundo, desarrollando su motricidad fina y explorando el poder de su imaginación. Ayúdalos a conseguirlo:
- La caja de los disfraces: coloca en una caja cualquier cosa que pueda servir para disfrazarse. Lentes de plástico, camisones, batas, uniformes, pelucas, gorras, sombreros, bolsas, accesorios, utensilios relacionados con alguna profesión (adecuados para el manejo de los peques), pantuflas, antifaces. Cualquier cosa que pueda servir para un disfraz, funciona. Junto con ellos, que cada quien elija como caracterizarse y qué personaje desea ser. Hagan juego de roles e inventen historias. Eso estimula su imaginación y su seguridad.
- El juego de sentir y verter: es momento de experimentar texturas y desarrollar la motricidad fina y coordinación mano-ojo. En un área de juego en la que no importe que haya derrames, coloca en algunos cuencos o recipientes distintos ingredientes como semillas de garbanzo, frijol, arroz, lenteja, pasta, harina u otros. Anima a tus pequeños a sentir las texturas y diferenciarlos. En la segunda etapa del juego dale una cuchara o una taza pequeña y pídeles que pasen todo el producto elegido a un recipiente vacío, empezado por los productos de mayor tamaño (la pasta o los garbanzos, por ejemplo). Desarrollarán sus habilidades y se divertirán. Recuerda que es una actividad que debe realizarse bajo supervisión para evitar que se coman los productos o los introduzcan en su cuerpo.
- El erizo de pasta. Elije un colador redondo cuyos orificios permitan pasar una varita de espagueti crudo. Ponlo boca abajo e imagina que es el cuerpo de un erizo. Improvisa con algún material unos ojitos, nariz o boca. Ahora pide a tu peque que termine el erizo insertando los espaguetis por los orificios. En cuestión de un rato tendrás un erizo terminado y habrás mantenido interesados y ocupados a los chiquitines por un buen rato.